The Project Gutenberg eBook, Fuente Ovejuna, by Lope de Vega This eBook is for the use of anyone anywhere in the United States and most other parts of the world at no cost and with almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included with this eBook or online at www.gutenberg.org. If you are not located in the United States, you'll have to check the laws of the country where you are located before using this ebook. Title: Fuente Ovejuna Author: Lope de Vega Release Date: August 30, 2019 [eBook #60198] Language: Spanish Character set encoding: UTF-8 ***START OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK FUENTE OVEJUNA*** E-text prepared by Roberto Marabini, Carlos Colon, and the Online Distributed Proofreading Team (http://www.pgdp.net) from page images generously made available by Internet Archive (https://archive.org) Note: Images of the original pages are available through Internet Archive. See https://archive.org/details/fuenteovejunacom00vega Nota del Transcriptor: Las letras itálicas se denotan con el caracter de _subrayado_. Las versalitas (letras mayúsculas de tamaño igual a las minúsculas) han sido sustituidas por letras mayúsculas de tamaño normal Coleccion Universal N.os 5 y 6 LOPE DE VEGA UCOMEDIA Precio: Una peseta MADRID, 1919 LOPE DE VEGA FUENTE OVEJUNA Comedia Edición revisada por Américo Castro [Ilustración] Madrid, 1919 Talleres "Calpe", Ríos Rosas, 24.--MADRID _Como tantas otras comedias de nuestro teatro, la presente--publicada en 1619--se basa en un hecho histórico: en 1476, los vecinos de Fuente Ovejuna (Córdoba) tomaron venganza, en la persona del comendador de la Orden de Calatrava, de las vejaciones inhumanas que aquél les hacía padecer. La crónica de Rades y Andrada narra prolijamente la justicia hecha por los aldeanos y la pesquisa ordenada por los Reyes Católicos._ _Culmina en este drama el espíritu rústico y primitivo, que animó los ternas populares, muy activos dentro del teatro de nuestro siglo_ XVII, _siglo próximo a la Edad Media tanto por su pensamiento como por la forma de sentir la vida. Otras comedias de Lope poetizan la caballerosidad o la altivez aldeana_ (El alcalde de Zalamea, Peribáñez, El mejor alcalde, el rey, El villano en su rincón, etc.); FUENTE OVEJUNA, _empero, tiene como héroe a toda una villa, cuya fisonomía va concretándose en una firme progresión y acaba por adquirir tremenda e indivisible personalidad_. _Los aldeanos se rebelan contra una autoridad de privilegio y se someten a la monarquía nacional, que a la sazón representaba la uniformidad de la ley, un ideal más amplio, una mayor garantía de justicia para el pueblo. De esta suerte el drama es de una profunda lógica dentro de la historia: los vecinos de Fuente Ovejuna dan a su pleito la única solución jurídica y democrática entonces posible. Si sólo pensáramos que se trata de un cambio de señores y que la villa aclama a la autoridad que, con bárbara tozudez, desgarra las carnes de sus habitantes, entonces nos parecería poco motivada aquélla grandiosa conspiración._ _Es curioso observar que_ FUENTE OVEJUNA _fué traducida al ruso y que sus representaciones provocaron frenético entusiasmo entre las masas oprimidas por el zarismo_. _Literariamente, tenemos aquí una de las más intensas producciones del teatro nacional. Lope supo conducir maravillosamente los hilos sentimentales que le ofrecía el episodio narrado en la crónica. Diversos chispazos heroicos van preparando el momento trágico en que los habitantes de la villa, sin flaquear, gimen bajo las cuerdas de la tortura. Pero esta suprema belleza, las múltiples situaciones de interés y el atractivo de los versos se manifestarán al lector sin necesidad de que el editor lo advierta._ _Para imprimir esta comedia se ha tenido en cuenta el texto de la parte_ XII _de Lope, publicada en 1619. Los paréntesis cuadrados [] indican que se añade algo. No se advierte, sin embargo, la modificación de algunos pequeños errores del texto, de todo punto evidentes._ _De esta comedia existe un manuscrito en la biblioteca de Parma, copia del texto de 1619, y otro no autógrafo, en poder de lord Ilchester (Londres), que no hemos podido consultar. Por consiguiente, carecemos de recursos para enmendar ciertos pasajes defectuosos de la obra, que quizá sólo se aclararían si se conservara el autógrafo. Cuando éstos existen se notan siempre grandes diferencias entre el autógrafo y el impreso de la época_; FUENTE OVEJUNA, _pues, contiene también yerros, que no siempre podremos enmendar. El lector excusará este pequeño alarde de erudición; pero como las ediciones llamadas monumentales están hechas, en realidad, con una gran negligencia, no hemos podido limitarnos en este caso a reproducir, sin más, una edición anterior._ _No hemos puesto más indicaciones escénicas que las que figuran en el original. En el siglo_ XVII _apenas se usaban las decoraciones, y los cambios y movimientos escénicos se deducían de las palabras de los actores. Ahora el lector tendrá que deducirlos del contexto. Lo creemos preferible a alterar el carácter original de la obra con adiciones personales._ COMEDIA FAMOSA DE FUENTE OVEJUNA Hablan en ella las personas siguientes: FERNÁN GÓMEZ [_comendador_]. ORTUÑO. FLORES. _El_ MAESTRE DE CALATRAVA. PASCUALA. LAURENCIA. MENGO. BARRILDO. FRONDOSO. JUAN ROJO. ESTEBAN, ALONSO, _alcaldes._ REY DON FERNANDO. REINA DOÑA ISABEL. _Un_ REGIDOR. CIMBRANOS, _soldado._ JACINTA, _labradora._ _Un_ MUCHACHO. _Algunos_ LABRADORES. _Un_ JUEZ. _La_ MÚSICA. [DON MANRIQUE]. [LEONELO]. ACTO PRIMERO ACTO PRIMERO (_Salen el_ COMENDADOR, FLORES _y_ ORTUÑO, _criados._) COMENDADOR ¿Sabe el maestre que estoy en la villa? FLORES Ya lo sabe. ORTUÑO Está, con la edad, más grave. COMENDADOR Y ¿sabe también que soy Fernán Gómez de Guzmán? FLORES Es muchacho, no te asombre. COMENDADOR Cuando no sepa mi nombre, ¿no le sabrá el que me dan de comendador mayor? ORTUÑO No falta quien le aconseje que de ser cortés se aleje. COMENDADOR Conquistará poco amor. Es llave la cortesía para abrir la voluntad; y para la enemistad la necia descortesía. ORTUÑO Si supiese un descortés cómo lo aborrecen todos --y querrían de mil modos poner la boca a sus pies--, antes que serlo ninguno, se dejaría morir. FLORES ¡Qué cansado es de sufrir! ¡Qué áspero y qué importuno! Llaman la descortesía necedad en los iguales, porque es entre desiguales linaje de tiranía. Aquí no te toca nada: que un muchacho aun no ha llegado a saber qué es ser amado. COMENDADOR La obligación de la espada que se ciñó, el mismo día que la cruz de Calatrava le cubrió el pecho, bastaba para aprender cortesía. FLORES Si te han puesto mal con él, presto le conocerás. ORTUÑO Vuélvete, si en duda estás. COMENDADOR Quiero ver lo que hay en él. (_Sale el_ MAESTRE DE CALATRAVA _y acompañamiento._) MAESTRE Perdonad, por vida mía, Fernán Gómez de Guzmán; que agora nueva me dan que en la villa estáis. COMENDADOR Tenía muy justa queja de vos; que el amor y la crianza me daban más confianza, por ser, cual somos los dos, vos maestre en Calatrava, yo vuestro comendador y muy vuestro servidor. MAESTRE Seguro[1], Fernando, estaba de vuestra buena venida. Quiero volveros a dar los brazos. [1] _Seguro_, descuidado, ajeno. COMENDADOR Debéisme honrar; que he puesto por vos la vida entre diferencias tantas, hasta suplir vuestra edad el pontífice. MAESTRE Es verdad. Y por las señales santas que a los dos cruzan el pecho, que os lo pago en estimaros, y como a mi padre honraros. COMENDADOR De vos estoy satisfecho. MAESTRE ¿Qué hay de guerra por allá? COMENDADOR Estad atento, y sabréis, la obligación que tenéis. MAESTRE Decid que ya lo estoy, ya. COMENDADOR Gran maestre don Rodrigo Téllez Girón, que a tan alto lugar os trajo el valor de aquel vuestro padre claro, que, de ocho años, en vos renunció su maestrazgo, que después por más seguro juraron y confirmaron reyes y comendadores, dando el pontífice santo Pío segundo sus bulas, y después las suyas Paulo para que don Juan Pacheco, gran maestre de Santiago, fuese vuestro coadjutor: ya que es muerto, y que os han dado el gobierno sólo a vos, aunque de tan pocos años, advertid que es honra vuestra seguir en aqueste caso la parte de vuestros deudos; porque muerto Enrique cuarto, quieren que al rey don Alonso de Portugal, que ha heredado, por su mujer, a Castilla, obedezcan sus vasallos; que aunque pretende[2] lo mismo, por Isabel, don Fernando, gran príncipe de Aragón, no con derecho tan claro a vuestros deudos; que, en fin, no presumen que hay engaño en la sucesión de Juana[3], a quien vuestro primo hermano tiene agora en su poder. Y así vengo a aconsejaros que juntéis los caballeros de Calatrava en Almagro, y a Ciudad Real toméis, que divide como paso a Andalucía y Castilla, para mirarlas a entrambas[4]. Poca gente es menester, porque tienen por soldados solamente sus vecinos y algunos pocos hidalgos, que defienden a Isabel y llaman rey a Fernando. Será bien que deis asombro, Rodrigo, aunque niño, a cuantos dicen que es grande esa cruz para vuestros hombros flacos. Mirad los condes de Urueña, de quien venís, que mostrando os están desde la fama los laureles que ganaron; los marqueses de Villena, y otros capitanes, tantos, que las alas de la fama apenas pueden llevarlos. Sacad esa blanca espada, que habéis de hacer, peleando, tan roja como la cruz; porque no podré llamaros maestre de la cruz roja que tenéis al pecho, en tanto que tenéis la blanca espada; que una al pecho y otra al lado, entrambas han de ser rojas; y vos, Girón soberano, capa del templo inmortal de vuestros claros pasados. [2] _El original_, pretenden. [3] Juana la Beltraneja, hija, según se supuso, de D. Beltrán de la Cueva, privado del rey Enrique IV y amante de la reina. [4] _El original_, entrambos. MAESTRE Fernán Gómez, estad cierto que en esta parcialidad, porque veo que es verdad, con mis deudos me concierto. Y si importa, como paso, a Ciudad Real mi intento, veréis que como violento rayo sus muros abraso. No porque es muerto mi tío, piensen de mis pocos años los propios y los extraños que murió con él mi brío. Sacaré la blanca espada, para que quede su luz de la color de la cruz, de roja sangre bañada. Vos, ¿adónde residís? ¿Tenéis algunos soldados? COMENDADOR Poco, pero mis criados; que si dellos os servís, pelearán como leones. Ya veis que en Fuente Ovejuna hay gente humilde, y alguna no enseñada en escuadrones, sino en campos y labranzas. MAESTRE ¿Allí residís? COMENDADOR Allí de mi encomienda escogí casa entre aquestas mudanzas. Vuestra gente se registre; que no quedará vasallo. MAESTRE Hoy me veréis a caballo, poner la lanza en el ristre. (_Vanse, y salen_ PASCUALA _y_ LAURENCIA.) LAURENCIA ¡Mas que nunca acá volviera! PASCUALA Pues a la he que pensé que cuando te lo conté, más pesadumbre te diera. LAURENCIA ¡Plega al cielo que jamás le vea en Fuente Ovejuna! PASCUALA Yo, Laurencia, he visto alguna tan brava, y pienso que más; y tenía el corazón brando como una manteca. LAURENCIA Pues ¿hay encina tan seca como esta mi condición? PASCUALA Anda ya; que nadie diga: de esta agua no beberé. LAURENCIA ¡Voto al sol que lo diré, aunque el mundo me desdiga! ¿A qué efeto fuera bueno querer a Fernando yo? ¿Casarme con él? PASCUALA No. LAURENCIA Luego la infamia condeno. ¡Cuántas mozas en la villa, del comendador fiadas, andan ya descalabradas! PASCUALA Tendré yo por maravilla que te escapes de su mano. LAURENCIA Pues en vano es lo que ves, porque ha que me sigue un mes, y todo, Pascuala, en vano. Aquel Flores, su alcahuete, y Ortuño, aquel socarrón, me mostraron un jubón, una sarta y un copete. Dijéronme tantas cosas de Fernando, su señor, que me pusieron temor; mas no serán poderosas para contrastar mi pecho. PASCUALA ¿Dónde te hablaron? LAURENCIA Allá en el arroyo, y habrá seis días. PASCUALA Y yo sospecho que te han de engañar, Laurencia. LAURENCIA ¿A mí? PASCUALA Que no, sino al cura. LAURENCIA Soy, aunque polla, muy dura yo para su reverencia. Pardiez, más precio poner, Pascuala de madrugada, un pedazo de lunada[5] al huego para comer, con tanto zalacatón[6] de una rosca que yo amaso, y hurtar a mi madre un vaso del pegado canjilón[7]; y más precio al mediodía ver la vaca entre las coles, haciendo mil caracoles con espumosa armonía; y concertar, si el camino me ha llegado a causar pena, casar una berenjena con otro tanto tocino; y después un pasa-tarde, mientras la cena se aliña, de una cuerda de mi viña, que Dios de pedrisco guarde; y cenar un salpicón con su aceite y su pimienta, y irme a la cama contenta, y al «inducas tentación» rezalle mis devociones, que cuantas raposerías, con su amor y sus porfías, tienen estos bellacones; porque todo su cuidado, después de darnos disgusto, es anochecer con gusto y amanecer con enfado. [5] _Lunada_, pernil. [6] _Zalacatón_, trozo de pan. [7] Vasija untada de pez. PASCUALA Tienes, Laurencia, razón; que en dejando de querer, más ingratos suelen ser que al villano el gorrión. En el invierno, que el frío tiene los campos helados, decienden de los tejados, diciéndole «tío, tío», hasta llegar a comer las migajas de la mesa; mas luego que el frío cesa, y el campo ven florecer, no bajan diciendo «tío», del beneficio olvidados, mas saltando en los tejados, dicen: «judío, judío». Pues tales los hombres son: cuando nos han menester somos su vida, su ser, su alma, su corazón; pero pasadas las ascuas, las tías somos judías, y en vez de llamarnos tías, anda el nombre de las pascuas[8]. [8] _Nombre de las pascuas_, «putas, bellacas, alcahuetas». (Correas, _Vocabulario._) LAURENCIA No fiarse de ninguno. PASCUALA Lo mismo digo, Laurencia. (_Salen_ MENGO _y_ BARRILDO _y_ FRONDOSO.) FRONDOSO En aquesta diferencia andas, Barrildo, importuno. BARRILDO A lo menos aquí está quien nos dirá lo más cierto. MENGO Pues hagamos un concierto antes que lleguéis allá, y es, que si juzgan por mí, me dé cada cual la prenda, precio de aquesta contienda. BARRILDO Desde aquí digo que sí. Mas si pierdes, ¿qué darás? MENGO Daré mi rabel de boj, que vale más que una troj, porque yo le estimo en más. BARRILDO Soy contento. FRONDOSO Pues lleguemos. Dios os guarde, hermosas damas. LAURENCIA ¿Damas, Frondoso, nos llamas? FRONDOSO Andar al uso queremos: al bachiller, licenciado; al ciego, tuerto; al bisojo, bizco; resentido, al cojo, y buen hombre al descuidado. Al ignorante, sesudo; al mal galán, soldadesca; a la boca grande, fresca, y al ojo pequeño, agudo. Al pleitista, diligente; gracioso, al entremetido[9]; al hablador, entendido, y al insufrible, valiente. Al cobarde, para poco; al atrevido, bizarro; compañero, al que es un jarro, y desenfadado, al loco. Gravedad, al descontento; a la calva, autoridad; donaire, a la necedad, y al pie grande, buen cimiento. Al buboso, resfriado; comedido, al arrogante; al ingenioso, constante; al corcovado, cargado. Esto [al] llamaros imito, damas, sin pasar de aquí; porque fuera hablar así proceder en infinito. [9] _El original_, al gracioso, entremetido. LAURENCIA Allá en la ciudad, Frondoso, llámase por cortesía de esa suerte; y a fe mía, que hay otro más riguroso y peor vocabulario en las lenguas descorteses. FRONDOSO Querría que lo dijeses. LAURENCIA Es todo a esotro contrario: al hombre grave, enfadoso; venturoso, al descompuesto[10]; melancólico, al compuesto, y al que reprehende, odioso. Importuno al que aconseja; al liberal, moscatel[11]; al justiciero, cruel, y al que es piadoso, madeja[12]. Al que es constante, villano; al que es cortés, lisonjero; hipócrita, al limosnero, y pretendiente, al cristiano. Al justo mérito, dicha; a la verdad, imprudencia; cobardía, a la paciencia, y culpa, a lo que es desdicha. Necia, a la mujer honesta; mal hecha, a la hermosa y casta, y a la honrada... Pero basta; que esto basta por respuesta. [10] _Descompuesto_, audaz, atrevido. [11] _Moscatel_, hombre pesado e importuno. _El original_, liberal, al moscatel. [12] _Madeja_, hombre flojo y dejado. MENGO Digo que eres el dimuño. BARRILDO Soncas[13] que lo dice mal. [13] _Soncas_, a fe, en verdad. MENGO Apostaré que la sal la echó el cura con el puño. LAURENCIA ¿Qué contienda os ha traído si no es que mal lo entendí? FRONDOSO Oye, por tu vida. LAURENCIA Di. FRONDOSO Préstame, Laurencia, oído. LAURENCIA Como prestado, y aun dado. Desde agora os doy el mío. FRONDOSO En tu discreción confío. LAURENCIA ¿Qué es lo que habéis apostado? FRONDOSO Yo y Barrildo contra Mengo. LAURENCIA ¿Qué dice Mengo? BARRILDO Una cosa que, siendo cierta y forzosa, la niega. MENGO A negarla vengo, porque yo sé que es verdad. LAURENCIA ¿Qué dice? BARRILDO Que no hay amor. LAURENCIA Generalmente, es rigor. BARRILDO Es rigor y es necedad. Sin amor, no se pudiera ni aun el mundo conservar. MENGO Yo no sé filosofar; leer, ¡ojalá supiera! Pero si los elementos en discordia eterna viven, y de los mismos reciben nuestros cuerpos alimentos, cólera y melancolía, flema y sangre, claro está. BARRILDO El mundo de acá y de allá, Mengo, todo es armonía. Armonía es puro amor, porque el amor es concierto. MENGO Del natural, os advierto que yo no niego el valor. Amor hay, y el que entre sí gobierna todas las cosas, correspondencias forzosas de cuanto se mira aquí; y yo jamás he negado que cada cual tiene amor correspondiente a su humor, que le conserva en su estado. Mi mano al golpe que viene mi cara defenderá; mi pie, huyendo, estorbará el daño que el cuerpo tiene. Cerraránse mis pestañas si al ojo le viene mal, porque es amor natural. PASCUALA Pues ¿de qué nos desengañas? MENGO De que nadie tiene amor mas que a su misma persona. PASCUALA Tú mientes, Mengo, y perdona; porque ¿es [mentira][14] el rigor con que un hombre a una mujer, o un animal quiere y ama su semejante? [14] _El original_, materia. MENGO Eso llama amor propio, y no querer. ¿Qué es amor? LAURENCIA Es un deseo de hermosura. MENGO Esa hermosura ¿por qué el amor la procura? LAURENCIA Para gozarla. MENGO Eso creo. Pues ese gusto que intenta, ¿no es para él mismo? LAURENCIA Es así. MENGO Luego, ¿por quererse a sí busca el bien que le contenta? LAURENCIA Es verdad. MENGO Pues de ese modo no hay amor, sino el que digo, que por mi gusto le sigo, y quiero dármele en todo. BARRILDO Dijo el cura del lugar cierto día en el sermón que había cierto Platón que nos enseñaba a amar; que éste amaba el alma sola y la virtud de lo amado. PASCUALA En materia habéis entrado que, por ventura, acrisola los caletres de los sabios en sus academias y escuelas. LAURENCIA Muy bien dice, y no te muelas, en persuadir sus agravios. Da gracias, Mengo, a los cielos, que te hicieron sin amor. MENGO ¿Amas tú? LAURENCIA Mi propio honor. FRONDOSO Dios te castigue con celos. BARRILDO ¿Quién gana? PASCUALA Con la quistión podéis ir al sacristán, porque él o el cura os darán bastante satisfación. Laurencia no quiere bien, yo tengo poca experiencia. ¿Cómo daremos sentencia? FRONDOSO ¿Qué mayor que ese desdén? (_Sale_ FLORES.) FLORES Dios guarde a la buena gente. PASCUALA Este es del comendador criado. LAURENCIA ¡Gentil azor! ¿De adónde bueno, pariente? FLORES ¿No me veis a lo soldado? LAURENCIA ¿Viene don Fernando acá? FLORES La guerra se acaba ya, puesto que[15] nos ha costado alguna sangre y amigos. [15] _Puesto que_, aunque. FRONDOSO Contadnos cómo pasó. FLORES ¿Quién lo dirá como yo, siendo mis ojos testigos? Para emprender la jornada de esta ciudad, que ya tiene nombre de Ciudad-Real, juntó el gallardo maestre dos mil lucidos infantes de sus vasallos valientes y trecientos de a caballo de seglares y de freiles; porque la cruz roja obliga cuantos al pecho la tienen, aunque sean de orden sacro; mas contra moros, se entiende. Salió el muchacho bizarro con una casaca verde, bordada de cifras de oro, que sólo los brazaletes por las mangas descubrían, que seis alamares prenden. Un corpulento bridón, rucio rodado, que al Betis bebió el agua, y en su orilla despuntó la grama fértil; el codón labrado en cintas de ante, y el rizo copete cogido en blancas lazadas, que con las moscas de nieve que bañan la blanca piel iguales labores teje. A su lado Fernán Gómez, vuestro señor, en un fuerte melado, de negros cabos, puesto que con blanco bebe[16]. Sobre turca jacerina, peto y espaldar luciente, con naranjada las saca (?), que de oro y perlas guarnece. El morrión, que coronado con blancas plumas, parece que del color naranjado aquellos azares vierte; ceñida al brazo una liga roja y blanca, con que mueve un fresno entero por lanza, que hasta en Granada le temen. La ciudad se puso en arma; dicen que salir no quieren de la corona real, y el patrimonio defienden. Entróla bien resistida, y el maestre a los rebeldes y a los que entonces trataron su honor injuriosamente mandó cortar las cabezas, y a los de la baja plebe, con mordazas en la boca, azotar públicamente. Queda en ella tan temido y tan amado, que creen que quien en tan pocos años pelea, castiga y vence, ha de ser en otra edad rayo del Africa fértil, que tantas lunas azules a su roja cruz sujete. Al comendador y a todos ha hecho tantas mercedes, que el saco de la ciudad el de su hacienda parece. Mas ya la música suena: recebilde alegremente, que al triunfo, las voluntades son los mejores laureles. [16] «Frase que se entiende de los caballos, para dar a entender que tienen alguna señal blanca en el hocico, de la cual se infiere que serán buenos y leales.» (_Diccionario de Autoridades_, de 1726.) (_Salen el_ COMENDADOR _y_ ORTUÑO; MÚSICOS; JUAN ROJO _y_ ESTEBAN, ALONSO, _alcaldes._) (_Cantan._) _Sea bien venido el comendadore de rendir las tierras y matar los hombres. ¡Vivan los Guzmanes! ¡Vivan los Girones! Si en las paces blando, dulce en las razones. Venciendo moricos, fuertes como un roble, de Ciudad-Reale viene vencedore; que a Fuente Ovejuna trae los sus pendones. ¡Viva muchos años, viva Fernán Gómez!_ COMENDADOR Villa, yo os agradezco justamente el amor que me habéis aquí mostrado. ALONSO Aun no muestra una parte del que siente. Pero, ¿qué mucho que seáis amado, mereciéndolo vos? ESTEBAN Fuente Ovejuna y el regimiento[17] que hoy habéis honrado, que recibáis os ruega y importuna un pequeño presente, que esos carros traen, señor, no sin vergüenza alguna, de voluntades y árboles bizarros, más que de ricos dones. Lo primero traen dos cestas de polidos barros; de gansos viene un ganadillo entero, que sacan por las redes las cabezas, para cantar vueso valor guerrero. Diez cebones en sal, valientes piezas, sin otras menudencias y cecinas; y más que guantes de ámbar, sus cortezas. Cien pares de capones y gallinas, que han dejado viudos a sus gallos en las aldeas que miráis vecinas. Acá no tienen armas ni caballos, no jaeces bordados de oro puro, si no es oro el amor de los vasallos. Y porque digo puro, os aseguro que vienen doce cueros, que aun en cueros por enero podéis guardar un muro, si de ellos aforráis vuestros guerreros, mejor que de las armas aceradas; que el vino suele dar lindos aceros. De quesos y otras cosas no excusadas no quiero daros cuenta: justo pecho de voluntades que tenéis ganadas; y a vos y a vuestra casa, buen provecho. [17] _Regimiento_, el concejo municipal. COMENDADOR Estoy muy agradecido. Id, regimiento, en buen hora. ALONSO Descansad, señor, agora, y seáis muy bien venido; que esta espadaña que veis y juncia a vuestros umbrales, fueran perlas orientales, y mucho más merecéis, a ser posible a la villa. COMENDADOR Así lo creo, señores. Id con Dios. ESTEBAN Ea, cantores, vaya otra vez la letrilla. (_Cantan._) _Sea bien venido el comendadore de rendir las tierras y matar los hombres._ (_Vanse._) COMENDADOR Esperad vosotras dos. LAURENCIA ¿Qué manda su señoría? COMENDADOR ¡Desdenes el otro día, pues, conmigo! ¡Bien por Dios! LAURENCIA ¿Habla contigo, Pascuala? PASCUALA Conmigo no, tirte ahuera[18]. [18] _Tirte ahuera_, ¡anda allá! COMENDADOR Con vos hablo, hermosa fiera, y con esotra zagala. ¿Mías no sois? PASCUALA Sí, señor; mas no para casos tales. COMENDADOR Entrad, pasad los umbrales; hombres hay, no hayáis temor. LAURENCIA Si los alcaldes entraran (que de uno soy hija yo), bien huera entrar; mas si no... COMENDADOR Flores... FLORES Señor... COMENDADOR ¿Qué reparan en no hacer lo que les digo? FLORES Entra, pues. LAURENCIA No nos agarre. FLORES Entrad; que sois necias. PASCUALA Arre; que echaréis luego el postigo. FLORES Entrad; que os quiere enseñar lo que trae de la guerra. COMENDADOR [_Aparte a_ ORTUÑO.] Si entraron. Ortuño, cierra. LAURENCIA Flores, dejadnos pasar. ORTUÑO ¿También venís presentadas con lo demás? PASCUALA ¡Bien a fe! Desvíese, no le dé... FLORES Basta; que son extremadas. LAURENCIA ¿No basta a vueso señor tanta carne presentada? ORTUÑO La vuestra es la que le agrada. LAURENCIA Reviente de mal dolor. (_Vanse._) FLORES ¡Muy buen recado llevamos! No se ha de poder sufrir lo que nos ha de decir cuando sin ellas nos vamos. ORTUÑO Quien sirve se obliga a esto. Si en algo desea medrar, o con paciencia ha de estar, o ha despedirse de presto. (_Vanse los dos y salgan el_ REY DON FERNANDO, _la_ REINA DOÑA ISABEL, MANRIQUE _y acompañamiento._) ISABEL Digo, señor, que conviene el no haber descuido en esto, por ver a Alfonso en tal puesto, y su ejército previene. Y es bien ganar por la mano antes que el daño veamos; que si no lo remediamos, el ser muy cierto está llano. REY De Navarra y de Aragón está el socorro seguro, y de Castilla procuro hacer la reformación de modo, que el buen suceso con la prevención se vea. ISABEL Pues vuestra majestad crea que el buen fin consiste en esto. MANRIQUE Aguardando tu licencia dos regidores están de Ciudad Real: ¿entrarán? REY No les nieguen mi presencia. (_Salen dos_ REGIDORES _de Ciudad Real._) REGIDOR 1.º Católico rey Fernando, a quien ha enviado el cielo, desde Aragón a Castilla, para bien y amparo nuestro: en nombre de Ciudad Real a vuestro valor supremo humildes nos presentamos, el real amparo pidiendo. A mucha dicha tuvimos tener título de vuestros; pero pudo derribarnos deste honor el hado adverso. El famoso don Rodrigo Téllez Girón, cuyo esfuerzo es en valor extremado, aunque es en la edad tan tierno, maestre de Calatrava, él, ensanchar pretendiendo el honor de la encomienda, nos puso apretado cerco. Con valor nos prevenimos, a su fuerza resistiendo, tanto, que arroyos corrían de la sangre de los muertos. Tomó posesión, en fin; pero no llegara a hacerlo, a no le dar Fernán Gómez orden, ayuda y consejo. El queda en la posesión, y sus vasallos seremos, suyos, a nuestro pesar, a no remediarlo presto. REY ¿Dónde queda Fernán Gómez? REGIDOR 1.º En Fuente Ovejuna creo, por ser su villa, y tener en ella casa y asiento. Allí, con más libertad de la que decir podemos, tiene a los súbditos suyos de todo contento ajenos. REY ¿Tenéis algún capitán? REGIDOR 2.° Señor, el no haberle es cierto, pues no escapó ningún noble de preso, herido o de muerto. ISABEL Ese caso no requiere ser despacio remediado; que es dar al contrario osado el mismo valor que adquiere; y puede el de Portugal, hallando puerta segura, entrar por Extremadura y causamos mucho mal. REY Don Manrique, partid luego, llevando dos compañías; remediad sus demasías, sin darles ningún sosiego. El conde de Cabra ir puede con vos; que es Córdoba osado, a quien nombre de soldado todo el mundo le concede; que éste es el medio mejor que la ocasión nos ofrece. MANRIQUE El acuerdo me parece como de tan gran valor. Pondré límite a su exceso, si el vivir en mí no cesa. ISABEL Partiendo vos a la empresa, seguro está el buen suceso. (_Vanse todos y salen_ LAURENCIA _y_ FRONDOSO.) LAURENCIA A medio torcer los paños, quise, atrevido Frondoso, para no dar que decir, desviarme del arroyo; decir a tus demasías que murmura el pueblo todo, que me miras y te miro, y todos nos traen sobre ojo. Y como tú eres zagal, de los que huellan, brioso, y excediendo a los demás, vistes bizarro y costoso, en todo el lugar no hay moza, o mozo en el prado o soto, que no se afirme diciendo que ya para en uno somos; y esperan todos el día que el sacristán Juan Chamorro nos eche de la tribuna, en dejando los piporros[19]. Y mejor sus trojes vean de rubio trigo en agosto atestadas y colmadas, y sus tinajas de mosto, que tal imaginación me ha llegado a dar enojo: ni me desvela ni aflige, ni en ella el cuidado pongo. [19] Instrumento de música, llamado también _bajón_. FRONDOSO Tal me tienen tus desdenes, bella Laurencia, que tomo, en el peligro de verte, la vida, cuando te oigo. Si sabes que es mi intención el desear ser tu esposo, mal premio das a mi fe. LAURENCIA Es que yo no sé dar otro. FRONDOSO ¿Posible es que no te duelas de verme tan cuidadoso, y que imaginando en ti, ni bebo, duermo ni como? ¿Posible es tanto rigor en ese angélico rostro? ¡Viven los cielos que rabio! LAURENCIA Pues salúdate[20], Frondoso. [20] _Saludar_, usar de ciertas fórmulas (hacer cruces con saliva, etcétera), pretendiendo curar la rabia y otros males. FRONDOSO Ya te pido yo salud, y que ambos, como palomos, estemos, juntos los picos, con arrullos sonorosos, después de damos la Iglesia... LAURENCIA Dilo a mi tío Juan Rojo; que aunque no te quiero bien, ya tengo algunos asomos. FRONDOSO ¡Ay de mí! El señor es éste. LAURENCIA Tirando viene a algún corzo. Escóndete en esas ramas. FRONDOSO Y ¡con qué celos me escondo! (_Sale el_ COMENDADOR.) COMENDADOR No es malo venir siguiendo un corcillo temeroso, y topar tan bella gama. LAURENCIA Aquí descansaba un poco de haber lavado unos paños; y así, al arroyo me tomo, si manda su señoría. COMENDADOR Aquesos desdenes toscos afrentan, bella Laurencia, las gracias que el poderoso cielo te dió, de tal suerte, que vienes a ser un monstruo. Mas si otras veces pudiste huir mi ruego amoroso, agora no quiere el campo, amigo secreto y solo; que tú sola no has de ser tan soberbia, que tu rostro huyas al señor que tienes, teniéndome a mí en tan poco. ¿No se rindió Sebastiana, mujer de Pedro Redondo, con ser casadas entrambas, y la de Martín del Pozo, habiendo apenas pasado dos días del desposorio? LAURENCIA Esas, señor, ya tenían, de haber andado con otros, el camino de agradaros; porque también muchos mozos merecieron sus favores. Id con Dios, tras vueso corzo; que a no veros con la cruz, os tuviera por demonio, pues tanto me perseguís. COMENDADOR ¡Qué estilo tan enfadoso! Pongo la ballesta en tierra, ...[21] y a la práctica de manos reduzgo melindres. [21] Falta un verso para el romance, pero no para el sentido. LAURENCIA ¡Cómo! ¿Eso hacéis? ¿Estáis en vos? (_Sale_ FRONDOSO _y toma la ballesta._) COMENDADOR No te defiendas. FRONDOSO [_Aparte._] Si tomo la ballesta, ¡vive el cielo que no la ponga en el hombro! COMENDADOR Acaba, ríndete. LAURENCIA ¡Cielos, ayudadme agora! COMENDADOR Solos estamos; no tengas miedo. FRONDOSO Comendador generoso, dejad la moza, o creed que de mi agravio y enojo será blanco vuestro pecho, aunque la cruz me da asombro. COMENDADOR ¡Perro, villano!... FRONDOSO No hay perro. Huye, Laurencia. LAURENCIA Frondoso, mira lo que haces. FRONDOSO Vete. (_Vase._) COMENDADOR ¡Oh, mal haya el hombre loco, que se desciñe la espada! Que, de no espantar medroso la caza, me la quité. FRONDOSO Pues, pardiez, señor, si toco la nuez[22], que os he de apiolar. [22] Botón con que se disparaba la ballesta. COMENDADOR Ya es ida. Infame, alevoso, suelta la ballesta luego. Suéltala, villano. FRONDOSO ¿Cómo? Que me quitaréis la vida. Y advertid que amor es sordo, y que no escucha palabras el día que está en su trono. COMENDADOR Pues ¿la espa[l]da ha de volver un hombre tan valeroso a un villano? Tira, infame, tira, y guárdate; que rompo las leyes de caballero. FRONDOSO Eso no. Yo me conformo con mi estado, y pues me es guardar la vida forzoso, con la ballesta me voy. COMENDADOR ¡Peligro extraño y notorio! Mas yo tomaré venganza del agravio y del estorbo. ¡Que no cerrara con él! ¡Vive el cielo, que me corro! ACTO SEGUNDO DE FUENTE OVEJUNA ACTO SEGUNDO DE FUENTE OVEJUNA (_Salen_ ESTEBAN _y_ REGIDOR 1.°) ESTEBAN Así tenga salud, como parece, que no se saque más agora el pósito. El año apunta mal, y el tiempo crece, y es mejor que el sustento esté en depósito, aunque lo contradicen más de trece. REGIDOR 1.° Yo siempre he sido, al fin, de este propósito, en gobernar en paz esta república. ESTEBAN Hagamos de ello a Fernán Gómez súplica. No se puede sufrir que estos astrólogos, en las cosas futuras ignorantes[23], nos quieran persuadir con largos prólogos los secretos a Dios sólo importantes. ¡Bueno es que, presumiendo de teólogos, hagan un tiempo el que[24] después y antes! Y pidiendo el presente lo importante, al más sabio veréis más ignorante. ¿Tienen ellos las nubes en su casa y el proceder de las celestes lumbres? ¿Por dónde ven lo que en el cielo pasa, para damos con ello pesadumbres? Ellos en [el] sembrar nos ponen tasa: daca el trigo, cebada y las legumbres, calabazas, pepinos y mostazas... Ellos son, a la fe, las calabazas. Luego cuentan que muere una cabeza, y después viene a ser en Transilvania; que el vino será poco, y la cerveza sobrará por las partes de Alemania; que se helará en Gascuña la cereza, y que habrá muchos tigres en Hircania. Y al cabo, al cabo, se siembre o no se siembre, el año se remata por diciembre. [23] _El original_, y ignorantes. [24] El que será después y fué antes. (_Salen el licenciado_ LEONELO _y_ BARRILDO.) LEONELO A fe que no ganéis la palmatoria[25], porque ya está ocupado el mentidero. [25] Al muchacho que llegaba primero a la escuela le daban la palmeta para que aplicase los castigos. BARRILDO ¿Cómo os fué en Salamanca? LEONELO Es larga historia. BARRILDO Un Bártulo seréis. LEONELO Ni aun un barbero. Es, como digo, cosa muy notoria en esta facultad lo que os refiero. BARRILDO Sin duda que venís buen estudiante. LEONELO Saber he procurado lo importante. BARRILDO Después que vemos tanto libro impreso, no hay nadie que de sabio no presuma. LEONELO Antes que ignoran más siento por eso, por no se reducir a breve suma; porque la confusión, con el exceso, los intentos resuelve en vana espuma; y aquel que de leer tiene más uso, de ver letreros sólo está confuso. No niego yo que de[26] imprimir el arte mil ingenios sacó de entre la jerga, y que parece que en sagrada parte sus obras guarda y contra el tiempo alberga; éste las distribuye y las reparte. Débese esta invención a Gutemberga, un famoso tudesco de Maguncia, en quien la fama su valor renuncia. Mas muchos que opinión tuvieron grave, por imprimir sus obras la perdieron; tras esto, con el nombre del que sabe, muchos sus ignorancias imprimieron. Otros, en quien la baja envidia cabe, sus locos desatinos escribieron, y con nombre de aquel que aborrecían, impresos por el mundo los envían. [26] _El original_, del. BARRILDO No soy de esa opinión. LEONELO El ignorante es justo que se vengue del letrado. BARRILDO Leonelo, la impresión es importante. LEONELO Sin ella muchos siglos se han pasado, y no vemos que en éste se levante un Jerónimo santo, un Agustino. ...[27]. [27] Falta un verso para la octava. BARRILDO Dejadlo y asentaos, que estáis mohino. (_Salen_ JUAN ROJO _y otro labrador._) JUAN ROJO No hay en cuatro haciendas para un dote, si es que las vistas han de ser al uso; que el hombre que es curioso es bien que note que en esto el barrio y vulgo anda confuso. LABRADOR ¿Qué hay del comendador? No os alborote. JUAN ROJO ¡Cuál a Laurencia en ese campo puso! LABRADOR ¿Quién fué cual él tan bárbaro y lascivo? Colgado le vea yo del aquel olivo. (_Salen el_ COMENDADOR, ORTUÑO _y_ FLORES.) COMENDADOR Dios guarde la buena gente. REGIDOR ¡Oh, señor! COMENDADOR Por vida mía, que se estén. [ESTEBAN] ALCALDE Vusiñoría, adonde suele se siente, que en pie estaremos muy bien. COMENDADOR Digo que se han de sentar. ESTEBAN De los buenos es honrar, que no es posible que den honra los que no la tienen. COMENDADOR Siéntense; hablaremos algo. ESTEBAN ¿Vió vusiñoría el galgo? COMENDADOR Alcalde, espantados vienen esos criados de ver tan notable ligereza. ESTEBAN Es una extremada pieza. Pardiez, que puede correr [al][28] lado de un delincuente o de un cobarde en quistión[29]. [28] _El original_, a un. [29] _Quistión_, cuestión, tormento. COMENDADOR Quisiera en esta ocasión que le hiciérades pariente[30] a una liebre que por pies por momentos se me va. [30] _Hacer pariente_, juntar, reunir. ESTEBAN Sí haré, par Dios. ¿Dónde está? COMENDADOR Allá vuestra hija es. ESTEBAN ¡Mi hija! COMENDADOR Sí. ESTEBAN Pues ¿es buena para alcanzada de vos? COMENDADOR Reñilda, alcalde, por Dios. ESTEBAN ¿Cómo? COMENDADOR Ha dado en darme pena. Mujer hay, y principal, de alguno que está en la plaza, que dió, a la primera traza, traza de verme. ESTEBAN Hizo mal; y vos, señor, no andáis bien en hablar tan libremente. COMENDADOR ¡Oh, qué villano elocuente! ¡Ah, Flores!, haz que le den la _Política_, en que lea de Aristóteles. ESTEBAN Señor, debajo de vuestro honor vivir el pueblo desea. Mirad que en Fuente Ovejuna hay gente muy principal. LEONELO ¿Vióse desvergüenza igual? COMENDADOR Pues ¿he dicho cosa alguna de que os pese, regidor? REGIDOR Lo que decís es injusto; no lo digáis, que no es justo que nos quitéis el honor. COMENDADOR ¿Vosotros honor tenéis? ¡Qué freiles de Calatrava! REGIDOR Alguno acaso se alaba de la cruz que le ponéis, que no es de sangre tan limpia. COMENDADOR Y ¿ensucióla yo juntando la mía a la vuestra? REGIDOR Cuando que el mal más tiñe que alimpia. COMENDADOR De cualquier suerte que sea, vuestras mujeres se honran. ESTEBAN Esas palabras deshonran[31]; las o[t]ras[32], no hay quien las crea. [31] _El original_, les honran. [32] _El original_, obras. COMENDADOR ¡Qué cansado villanaje! ¡Ah! Bien hayan las ciudades; que a hombres de calidades no hay quien sus gustos ataje; allá se precian casados que visiten sus mujeres. ESTEBAN No harán; que con esto quieres que vivamos descuidados. En las ciudades hay Dios, y más presto quien castiga. COMENDADOR Levantaos de aquí. ESTEBAN ¿Que diga lo que escucháis por los dos? COMENDADOR Salí de la plaza luego; no quede ninguno aquí. ESTEBAN Ya nos vamos. COMENDADOR Pues no ansí. FLORES Que te reportes te ruego. COMENDADOR Querrían hacer corrillo los villanos en mi ausencia. ORTUÑO Ten un poco de paciencia. COMENDADOR De tanta me maravillo. Cada uno de por sí se vayan hasta sus casas. LEONELO ¡Cielo! ¿Que por esto pasas? ESTEBAN Ya yo me voy por aquí. (_Vanse._) COMENDADOR ¿Qué os parece de esta gente? ORTUÑO No sabes disimular que no quiere[s][33] escuchar el disgusto que se siente. [33] _El original_, quieren. COMENDADOR Estos ¿se igualan conmigo? FLORES Que no es aqueso igualarse. COMENDADOR Y el villano ¿ha de quedarse con ballesta y sin castigo? FLORES Anoche pensé que estaba a la puerta de Laurencia, y a otro, que su presencia y su capilla imitaba, de oreja a oreja le di un beneficio famoso. COMENDADOR ¿Dónde estará aquel Frondoso? FLORES Dicen que anda por ahí. COMENDADOR ¡Por ahí se atreve a andar hombre que matarme quiso! FLORES Como el ave sin aviso, o como el pez, viene a dar al reclamo o al anzuelo. COMENDADOR ¡Que a un capitán cuya espada tiemblan Córdoba y Granada, un labrador, un mozuelo ponga una ballesta al pecho! El mundo se acaba, Flores. FLORES Como eso pueden amores. ORTUÑO Y pues que vive, sospecho que grande amistad le debes. COMENDADOR Yo he disimulado, Ortuño; que si no, de punta a puño, antes de dos horas breves, pasara todo el lugar; que hasta que llegue ocasión al freno de la razón hago la venganza estar.-- ¿Qué hay de Pascuala? FLORES Responde que anda agora por casarse. COMENDADOR ¿Hasta allá quiere fiarse?... FLORES En fin, te remite donde te pagarán de contado. COMENDADOR ¿Qué hay de Olalla? ORTUÑO Una graciosa respuesta. COMENDADOR Es moza briosa. ¿Cómo? ORTUÑO Que su desposado anda tras ella estos días celoso de mis recados, y de que con tus criados a visitalla venías; pero que si se descuida, entrarás como primero. COMENDADOR ¡Bueno, a fe de caballero! Pero el villanejo cuida... ORTUÑO Cuida, y anda por los aires. COMENDADOR ¿Qué hay de Inés? FLORES ¿Cuál? COMENDADOR La de Antón. FLORES Para cualquier ocasión ya ha ofrecido sus donaires. Háblela por el corral, por donde has de entrar si quieres. COMENDADOR A las fáciles mujeres quiero bien y pago mal. Si éstas supiesen, ¡oh, Flores!, estimarse en lo que valen... FLORES No hay disgustos que se igualen a contrastar sus favores. Rendirse presto desdice de la esperanza del bien; mas hay mujeres también, porque el filósofo dice que apetecen a los hombres como la forma desea la materia; y que esto sea así, no hay de que te asombre. COMENDADOR Un hombre de amores loco huélgase que a su accidente se le rindan fácilmente, mas después las tiene en poco, y el camino de olvidar al hombre más obligado es haber poco costado lo que pudo desear. (_Sale_ CIMBRANOS, _soldado._) [CIMBRANOS], SOLDADO ¿Está aquí el comendador? ORTUÑO ¿No le ves en tu presencia? [CIMBRANOS], SOLDADO ¡Oh, gallardo Fernán Gómez! Trueca la verde montera en el blanco morrión y el gabán en armas nuevas, que el maestre de Santiago, y el conde de Cabra cercan a don Rodrigo Girón, por la castellana reina, en Ciudad Real; de suerte que no es mucho que se pierda lo que en Calatrava sabes que tanta sangre le cuesta. Ya divisan con las luces, desde las altas almenas, los castillos y leones y barras aragonesas. Y aunque el rey de Portugal honrar a Girón quisiera, no hará poco en que el maestre a Almagro con vida vuelva. Ponte a caballo, señor; que sólo con que te vean, se volverán a Castilla. COMENDADOR No prosigas; tente, espera.-- Haz, Ortuño, que en la plaza toquen luego una trompeta. ¿Qué soldados tengo aquí? ORTUÑO Pienso que tienes cincuenta. COMENDADOR Pónganse a caballo todos. [CIMBRANOS], SOLDADO Si no caminas apriesa, Ciudad Real es del rey. COMENDADOR No hayas miedo que lo sea. [_Vanse._] (_Salen_ MENGO _y_ LAURENCIA _y_ PASCUALA, _huyendo._) PASCUALA No te apartes de nosotras. MENGO Pues ¿a qué tenéis temor? LAURENCIA Mengo, a la villa es mejor que vamos unas con otras (pues que no hay hombre ninguno), por que no demos con él. MENGO ¡Que este demonio cruel nos sea tan importuno! LAURENCIA No nos deja a sol ni a sombra. MENGO ¡Oh! Rayo del cielo baje, que sus locuras ataje. LAURENCIA Sangrienta fiera le nombra; arsénico y pestilencia del lugar. MENGO Hanme contado que Frondoso, aquí en el prado, para librarte, Laurencia, le puso al pecho una jara. LAURENCIA Los hombres aborrecía, Mengo; mas desde aquel día los miro con otra cara. ¡Gran valor tuvo Frondoso! Pienso que le ha de costar la vida. MENGO Que del lugar se vaya, será forzoso. LAURENCIA Aunque ya le quiero bien, eso mismo le aconsejo; mas recibe mi consejo con ira, rabia y desdén; y jura el comendador que le ha de colgar de un pie. PASCUALA ¡Mal garrotillo le dé! MENGO Mala pedrada es mejor. ¡Voto al sol, si le tirara con la que llevo al apero, que al sonar el crujidero, al casco se la encajara! No fué Sábalo, el romano, tan vicioso por jamás. LAURENCIA Heliogábalo dirás, más que una fiera inhumano. MENGO Pero Galván, o quién fué, que yo no entiendo de historia; mas su cativa memoria vencida de éste se ve. ¿Hay hombre en naturaleza como Fernán Gómez? PASCUALA No; que parece que le dió de una tigre la aspereza. (_Sale_ JACINTA.) JACINTA Dadme socorro, por Dios, si la amistad os obliga. LAURENCIA ¿Qué es esto, Jacinta amiga? PASCUALA Tuyas lo somos las dos. JACINTA Del comendador criados, que van a Ciudad Real, más de infamia natural que de noble acero armados, me quieren llevar a él. LAURENCIA Pues Jacinta, Dios te libre; que cuando contigo es libre, conmigo será cruel. (_Vase._) PASCUALA Jacinta, yo no soy hombre que te puedo defender. (_Vase._) MENGO Yo sí lo tengo de ser, porque tengo el ser y el nombre. Llégate, Jacinta, a mí. JACINTA ¿Tienes armas? MENGO Las primeras del mundo. JACINTA ¡Oh, si las tuvieras! MENGO Piedras hay, Jacinta, aquí. (_Salen_ FLORES _y_ ORTUÑO.) FLORES ¿Por los pies pensabas irte? JACINTA Mengo, ¡muerta soy! MENGO Señores... ¡A estos pobres labradores!... ORTUÑO Pues ¿tú quieres persuadirte a defender la mujer? MENGO Con los ruegos la defiendo; que soy su deudo y pretendo guardalla, si puede ser. FLORES Quitalde luego la vida. MENGO ¡Voto al sol, si me emberrincho, y el cáñamo me descincho, que la llevéis bien vendida! (_Salen el_ COMENDADOR _y_ CIMBRANOS.) COMENDADOR ¿Qué es eso? ¡A cosas tan viles me habéis de hacer apear! FLORES Gente de este vil lugar (que ya es razón que aniquiles, pues en nada te da gusto) a nuestras armas se atreve. MENGO Señor, si piedad os mueve de suceso tan injusto, castigad estos soldados, que con vuestro nombre agora roban una labradora [a] esposo y padres honrados; y dadme licencia a mí que se la pueda llevar. COMENDADOR Licencia les quiero dar... para vengarse de ti. Suelta la honda. MENGO ¡Señor!... COMENDADOR Flores, Ortuño, Cimbranos, con ella le atad las manos. MENGO ¿Así volvéis por su honor? COMENDADOR ¿Qué piensan Fuente Ovejuna y sus villanos de mí? MENGO Señor, ¿en qué os ofendí, ni el pueblo en cosa ninguna? FLORES ¿Ha de morir? COMENDADOR No ensuciéis las armas, que habéis de honrar en otro mejor lugar. ORTUÑO ¿Qué mandas? COMENDADOR Que lo azotéis. Llevadle, y en ese roble le atad y le desnudad, y con las riendas... MENGO ¡Piedad! ¡Piedad, pues sois hombre noble! COMENDADOR Azotalde hasta que salten los hierros de las correas. MENGO ¡Cielos! ¿A hazañas tan feas queréis que castigos falten? (_Vanse._) COMENDADOR Tú, villana, ¿por qué huyes? ¿Es mejor un labrador que un hombre de mi valor? JACINTA ¡Harto bien me restituyes el honor que me han quitado en llevarme para ti! COMENDADOR ¿En quererte llevar? JACINTA Sí; porque tengo un padre honrado, que si en alto nacimiento no te iguala, en las costumbres te vence. COMENDADOR Las pesadumbres y el villano atrevimiento no tiemplan bien un airado. Tira por ahí. JACINTA ¿Con quién? COMENDADOR Conmigo. JACINTA Míralo bien. COMENDADOR Para tu mal lo he mirado. Ya no mía, del bagaje del ejército has de ser. JACINTA No tiene el mundo poder para hacerme, viva, ultraje. COMENDADOR Ea, villana, camina. JACINTA ¡Piedad, señor! COMENDADOR No hay piedad. JACINTA Apelo de tu crueldad a la justicia divina. (_Llévanla y vanse, y salen_ LAURENCIA _y_ FRONDOSO.) LAURENCIA ¿Cómo así a venir te atreves, sin temer tu daño? FRONDOSO Ha sido dar testimonio cumplido de la afición que me debes. Desde aquel recuesto vi salir al comendador, y fiado en tu valor, todo mi temor perdí. Vaya donde no le vean volver. LAURENCIA Tente en maldecir, porque suele más vivir al que la muerte desean. FRONDOSO Si es eso, viva mil años, y así se hará todo bien, pues deseándole bien estarán ciertos sus daños. Laurencia, deseo saber si vive en ti mi cuidado, y si mi lealtad ha hallado el puerto de merecer. Mira que toda la villa ya para en uno nos tiene; y de cómo a ser no viene, la villa se maravilla. Los desdeñosos extremos deja, y responde no o sí. LAURENCIA Pues a la villa y a ti respondo que lo seremos. FRONDOSO Deja que tus plantas bese por la merced recibida, pues el cobrar nueva vida por ella es bien que confiese. LAURENCIA De cumplimientos acorta; y para que mejor cuadre, habla, Frondoso, a mi padre, pues es lo que más importa, que allí viene con mi tío; y fía que ha de tener ser, Frondoso, tu mujer, buen suceso. FRONDOSO En Dios confío. (_Escóndese._) (_Salen_ ESTEBAN, _alcalde_, _y el_ REGIDOR.) [ESTEBAN], ALCALDE Fué su término de modo, que la plaza alborotó: en efeto, procedió muy descomedido en todo. No hay a quien admiración sus demasías no den; la pobre Jacinta es quien pierde por su sinrazón. REGIDOR Ya [a] los Católicos Reyes, que este nombre les dan ya, presto España les dará la obediencia de sus leyes. Ya sobre Ciudad Real, contra el Girón que la tiene, Santiago a caballo viene por capitán general. Pésame; que era Jacinta doncella de buena pro. [ESTEBAN], ALCALDE Luego a Mengo le azotó. REGIDOR No hay negra bayeta o tinta como sus carnes están. [ESTEBAN], ALCALDE Callad; que me siento arder, viendo su mal proceder, y el mal nombre que le dan. Yo ¿para qué traigo aquí este palo sin provecho? REGIDOR Si sus criados lo han hecho, ¿de qué os afligís ansí? [ESTEBAN], ALCALDE ¿Queréis más, que me contaron que a la de Pedro Redondo un día, que en lo más hondo de este valle la encontraron, después de sus insolencias, a sus criados la dió? REGIDOR Aquí hay gente: ¿quién es? FRONDOSO Yo, que espero vuestras licencias. REGIDOR Para mi casa, Frondoso, licencia no es menester; debes a tu padre el ser, y a mí otro ser amoroso. Hete criado, y te quiero como a hijo. FRONDOSO Pues señor, fiado en aquese amor, de ti una merced espero. Ya sabes de quién soy hijo. ESTEBAN ¿Hate agraviado ese loco de Fernán Gómez? FRONDOSO No poco. ESTEBAN El corazón me lo dijo. FRONDOSO Pues señor, con el seguro del amor que habéis mostrado, de Laurencia enamorado, el ser su esposo procuro. Perdona si en el pedir mi lengua se ha adelantado; que he sido en decirlo osado, como otro lo ha de decir. ESTEBAN Vienes, Frondoso, a ocasión que me alargarás la vida por la cosa más temida que siente mi corazón. Agradezco, hijo, al cielo que así vuelvas por mi honor, y agradézcole a tu amor la limpieza de tu celo. Mas como es justo, es razón dar cuenta a tu padre de esto; sólo digo que estoy presto, en sabiendo su intención; que yo dichoso me hallo en que aqueso llegue a ser. REGIDOR De la moza el parecer tomad antes de acetallo. [ESTEBAN], ALCALDE No tengáis de eso cuidado, que ya el caso está dispuesto: antes de venir a esto, entre ellos se ha concertado. --En el dote, si advertís, se puede agora tratar; que por bien os pienso dar algunos maravedís. FRONDOSO Yo dote no he menester; de eso no hay que entristeceros REGIDOR Pues que no la pide en cueros lo podéis agradecer. ESTEBAN Tomaré el parecer de ella; si os parece, será bien. FRONDOSO Justo es; que no hace bien quien los gustos atropella. ESTEBAN ¡Hija! ¡Laurencia!... LAURENCIA Señor... ESTEBAN Mirad si digo bien yo. ¡Ved qué presto respondió!-- Hija Laurencia, mi amor, a preguntarte ha venido (apártate aquí) si es bien que a Gila, tu amiga, den a Frondoso por marido, que es un honrado zagal, si le hay en Fuente Ovejuna... LAURENCIA ¿Gila se casa? ESTEBAN Y si alguna le merece y es su igual. LAURENCIA Yo digo, señor, que sí. ESTEBAN Sí; mas yo digo que es fea y que harto mejor se emplea Frondoso, Laurencia, en ti. LAURENCIA ¿Aun no se te han olvidado los donaires con la edad? ESTEBAN ¿Quiéresle tú? LAURENCIA Voluntad le he tenido y le he cobrado, pero por lo que tú sabes... ESTEBAN ¿Quieres tú que diga sí? LAURENCIA Dilo tú, señor, por mí. ESTEBAN ¿Yo? Pues tengo yo las llaves, hecho está.--Ven, buscaremos a mi compadre en la plaza. REGIDOR Vamos. ESTEBAN Hijo, y en la traza del dote, ¿qué le diremos? Que yo bien te puedo dar cuatro mil maravedís. FRONDOSO Señor, ¿eso me decís? Mi honor queréis agraviar. ESTEBAN Anda, hijo; que eso es cosa que pasa en un día: que si no hay dote, a fe mía que se echa menos después. (_Vanse, y quedan_ FRONDOSO _y_ LAURENCIA.) LAURENCIA Di, Frondoso, ¿estás contento? FRONDOSO ¡Cómo si lo estoy! ¡Es poco, pues que no me vuelvo loco de gozo, del bien que siento! Risa vierte el corazón por los ojos de alegría, viéndote, Laurencia mía, en tal dulce posesión. [_Vanse._] (_Salen el_ MAESTRE, _el_ COMENDADOR, FLORES _y_ ORTUÑO.) COMENDADOR Huye, señor, que no hay otro remedio. MAESTRE La flaqueza del muro lo ha causado, y el poderoso ejército enemigo. COMENDADOR Sangre les cuesta y infinitas vidas. MAESTRE Y no se alabarán que en sus despojos pondrán nuestro pendón de Calatrava, que a honrar su empresa y los demás bastaba. COMENDADOR Tus desinios, Girón, quedan perdidos. MAESTRE ¿Qué puedo hacer, si la fortuna, ciega, a quien hoy levantó mañana humilla? (_Dentro._) ¡Vitoria por los reyes de Castilla! MAESTRE Ya coronan de luces las almenas, y las ventanas de las torres altas entoldan con pendones vitoriosos. COMENDADOR Bien pudieran, de sangre que les cuesta. A fe que es más tragedia que no fiesta. MAESTRE Yo vuelvo a Calatrava, Fernán Gómez. COMENDADOR Y yo a Fuente Ovejuna, mientras tratas o seguir esta parte de tus deudos, o reducir la tuya al Rey Católico. MAESTRE Yo te diré por cartas lo que intento. COMENDADOR El tiempo ha de enseñarte. MAESTRE ¡Ah, pocos años, sujetos al rigor de sus engaños! (_Sale la boda._ MÚSICOS, MENGO, FRONDOSO, LAURENCIA, PASCUALA, BARRILDO, ESTEBAN _y_ ALCALDE [JUAN ROJO].) MÚSICOS _¡Vivan muchos años los desposados! ¡Vivan muchos años!_ MENGO A fe, que no os ha costado mucho trabajo el cantar. BARRILDO Supiéraslo tú trovar mejor que él está trovado. FRONDOSO Mejor entiende de azotes Mengo que de versos ya. MENGO Alguno en el valle está, para que no te alborotes, a quien el comendador... BARRILDO No lo digas, por tu vida; que este bárbaro homicida a todos quita el honor. MENGO Que me azotasen a mí cien soldados aquel día... sola una honda tenía; ...[34] pero que le hayan echado una melecina[35] a un hombre, que, aunque no diré su nombre, todos saben que es honrado, llena de tinta y de chinas, ¿cómo se puede sufrir? [34] Falta un verso. [35] _Melecina_, lavativa. BARRILDO Haríalo por reír. MENGO No hay risa con melecinas; que aunque es cosa saludable... yo me quiero morir luego. FRONDOSO Vaya la copla, te ruego, si es la copla razonable. MENGO Vivan muchos años juntos los novios, ruego a los cielos, y por envidia ni celos ni riñan ni anden en puntos. Lleven a entrambos difuntos, de puro vivir cansados. ¡Vivan muchos años! [FRONDOSO][36] ¡Maldiga el cielo el poeta, que tal coplón arrojó! [36] _El original_, Mengo. BARRILDO Fué muy presto... MENGO Pienso yo una cosa de esta seta[37]. ¿No habéis visto un buñolero, en el aceite abrasando pedazos de masa echando hasta llenarse el caldero? ¿Que unos le salen hinchados, otros tuertos y mal hechos, ya zurdos y ya derechos, ya fritos y ya quemados? Pues así imagino yo un poeta componiendo, la materia previniendo que es quien la masa le dió. Va arrojando verso aprisa al caldero del papel, confiado en que la miel cubrirá la burla y risa. Mas poniéndolo en el pecho, apenas hay quien los tome; tanto que sólo los come el mismo que los ha hecho. [37] _Seta_, secta. BARRILDO Déjate ya de locuras; deja los novios hablar. LAURENCIA Las manos nos da a besar. JUAN [ROJO] Hija, ¿mi mano procuras? Pídela a tu padre luego para ti y para Frondoso. ESTEBAN Rojo, a ella y a su esposo que se la dé el cielo ruego, con su larga bendición. FRONDOSO Los dos a los dos la echad. JUAN [ROJO] Ea, tañed y cantad, pues que para en uno son. MÚSICOS _Al val de Fuente Ovejuna la niña en cabellos baja; el caballero la sigue de la Cruz de Calatrava. Entre las ramas se esconde, de vergonzosa y turbada; fingiendo que no le ha visto, pone delante las ramas. «¿Para qué te ascondes, niña gallarda? Que mis linces deseos paredes pasan.» Acercóse él caballero, y ella, confusa y turbada, hacer quiso celosías de las intrincadas ramas; mas como quien tiene amor los mares y las montañas atraviesa fácilmente, la dice tales palabras: «¿Para qué te ascondes, niña gallarda? Que mis linces deseos paredes pasan.»_ (_Salen el_ COMENDADOR, FLORES, ORTUÑO _y_ CIMBRANOS.) COMENDADOR Estése la boda queda, y no se alborote nadie. JUAN [ROJO] No es juego aqueste, señor, y basta que tú lo mandes. ¿Quieres lugar? ¿Cómo vienes con tu belicoso alarde? ¿Venciste? Mas ¿qué pregunto? FRONDOSO ¡Muerto soy! ¡Cielos, libradme! LAURENCIA Huye por aquí, Frondoso. COMENDADOR Eso no; prendelde, atalde. JUAN [ROJO] Date, muchacho, a prisión. FRONDOSO Pues ¿quieres tú que me maten? JUAN [ROJO] ¿Por qué? COMENDADOR No soy hombre yo que mato sin culpa a nadie; que si lo fuera, le hubieran pasado de parte a parte esos soldados que traigo. Llevarle mando a la cárcel, donde la culpa que tiene sentencie su mismo padre. PASCUALA Señor, mirad que se casa. COMENDADOR ¿Qué me obliga a que se case? ¿No hay otra gente en el pueblo? PASCUALA Si os ofendió perdonadle, por ser vos quien sois. COMENDADOR No es cosa, Pascuala, en que yo soy parte. Es esto contra el maestre Téllez Girón, que Dios guarde; es contra toda su orden, es su honor, y es importante para el ejemplo, el castigo; que habrá otro día quien trate de alzar pendón contra él, pues ya sabéis que una tarde al comendador mayor (¡qué vasallos tan leales!) puso una ballesta al pecho. ESTEBAN Supuesto que el disculparle ya puede tocar a un suegro, no es mucho que en causas tales se descomponga con vos un hombre, en efecto, amante; porque si vos pretendéis su propia mujer quitarle, ¿qué mucho que la defienda? COMENDADOR Majadero sois, alcalde. ESTEBAN Por vuestra virtud, señor. COMENDADOR Nunca yo quise quitarle su mujer, pues no lo era. ESTEBAN Si quisistes...--Y esto baste; que reyes hay en Castilla que nuevas órdenes hacen con que desórdenes quitan. Y harán mal cuando descansen de las guerras, en sufrir en sus villas y lugares a hombres tan poderosos por traer cruces tan grandes; póngasela el rey al pecho, que para pechos reales es esa insignia y no más. COMENDADOR ¡Hola! La vara quitalde. ESTEBAN Tomad, señor, norabuena. COMENDADOR Pues con ella quiero dalle, como a caballo brioso. ESTEBAN Por señor os sufro. Dadme. PASCUALA ¡A un viejo de palos das! LAURENCIA Si le das porque es mi padre, ¿qué vengas en él de mí? COMENDADOR Llevalda, y haced que guarden su persona diez soldados. (_Vase él y los suyos._) ESTEBAN Justicia del cielo baje. (_Vase._) PASCUALA Volvióse en luto la boda. (_Vase._) BARRILDO ¿No hay aquí un hombre que hable? MENGO Yo tengo ya mis azotes, que aun se ven los cardenales sin que un hombre vaya a Roma. Prueben otros a enojarle. JUAN [ROJO] Hablemos todos. MENGO Señores, aquí todo el mundo calle. Como ruedas de salmón me puso los atabales. ACTO TERCERO DE FUENTE OVEJUNA ACTO TERCERO DE FUENTE OVEJUNA (_Salen_ ESTEBAN, ALONSO _y_ BARRILDO.) ESTEBAN ¿No han venido a la junta? BARRILDO No han venido. ESTEBAN Pues más apriesa nuestro daño corre. BARRILDO Ya está lo más del pueblo prevenido. ESTEBAN Frondoso con prisiones en la torre, y mi hija Laurencia en tanto aprieto, si la piedad de Dios no los socorre... (_Salen_ JUAN ROJO _y el_ REGIDOR.) JUAN ¿De qué dais voces, cuando importa tanto a nuestro bien, Esteban, el secreto? ESTEBAN Que doy tan pocas es mayor espanto. (_Sale_ MENGO.) MENGO También vengo yo a hallarme en esta junta. ESTEBAN Un hombre cuyas canas baña el llanto, labradores honrados, os pregunta qué obsequias[38] debe hacer toda esa gente a su patria sin honra, ya perdida. Y si se llaman honras justamente, ¿cómo se harán, si no hay entre nosotros hombre a quien este bárbaro no afrente? Respondedme: ¿hay alguno de vosotros que no esté lastimado en honra y vida? ¿No os lamentáis los unos de los otros? Pues si ya la tenéis todos perdida, ¿a qué aguardáis? ¿Qué desventura es ésta? [38] _Obsequias_, funerales. JUAN La mayor que en el mundo fué sufrida. Mas pues ya se publica y manifiesta que en paz tienen los reyes a Castilla y su venida a Córdoba se apresta, vayan dos regidores a la villa, y echándose a sus pies pidan remedio. BARRILDO En tanto que Fernando, aquel que humilla a tantos enemigos, otro medio será mejor[39], pues no podrá, ocupado, hacemos bien, con tanta guerra en medio. [39] La frase está construída como si hubiese escrito el autor: «En tanto que Fernando humilla a tantos enemigos.» REGIDOR Si mi voto de vos fuera escuchado, desamparar la villa doy por voto. JUAN ¿Cómo es posible en tiempo limitado? MENGO A la fe, que si entiendo el alboroto, que ha de costar la junta alguna vida. REGIDOR Ya, todo el árbol de paciencia roto, corre la nave de temor perdida. La hija quitan con tan gran fiereza a un hombre honrado, de quien es regida la patria en que vivís, y en la cabeza la vara quiebran tan injustamente. ¿Qué esclavo se trató con más bajeza? JUAN ¿Qué es lo que quieres tú que el pueblo intente? REGIDOR Morir, o dar la muerte a los tiranos, pues somos muchos, y ellos poca gente. BARRILDO ¡Contra el señor las armas en las manos! ESTEBAN El rey solo es señor después del cielo, y no bárbaros hombres inhumanos. Si Dios ayuda nuestro justo celo, ¿qué nos ha de costar? MENGO Mirad, señores que vais en estas cosas con recelo. Puesto que[40] por los simples labradores estoy aquí, que más injurias pasan, más cuerdo represento sus temores. [40] Aunque. JUAN Si nuestras desventuras se compasan, para perder las vidas, qué aguardamos Las casas y las viñas nos abrasan: tiranos son; a la venganza vamos. (_Sale_ LAURENCIA, _desmelenada._) LAURENCIA Dejadme entrar, que bien puedo en consejo de los hombres; que bien puede una mujer, si no a dar voto a dar voces. ¿Conocéisme? ESTEBAN ¡Santo cielo! ¿No es mi hija? JUAN ¿No conoces A Laurencia? LAURENCIA Vengo tal, que mi diferencia os pone en contingencia quién soy. ESTEBAN ¡Hija mía! LAURENCIA No me nombres tu hija. ESTEBAN ¿Por qué, mis ojos? ¿Por qué? LAURENCIA Por muchas razones, y sean las principales, porque dejas que me roben tiranos sin que me vengues, traidores sin que me cobres. Aun no era yo de Frondoso, para que digas que tome, como marido, venganza; que aquí por tu cuenta corre; que en tanto que de las bodas no haya llegado la noche, del padre, y no del marido, la obligación presupone; que en tanto que no me entregan una joya, aunque la compren, no ha de correr por mi cuenta las guardas ni los ladrones. Llevóme de vuestros ojos a su casa Fernán Gómez: la oveja al lobo dejáis, como cobardes pastores. ¿Qué dagas no vi en mi pecho? ¡Qué desatinos enormes, qué palabras, qué amenazas, y qué delitos atroces, por rendir mi castidad a sus apetitos torpes! Mis cabellos, ¿no lo dicen? ¿No se ven aquí los golpes, de la sangre y las señales? ¿Vosotros sois hombres nobles? ¿Vosotros padres y deudos? ¿Vosotros, que no se os rompen las entrañas de dolor, de verme en tantos dolores? Ovejas sois, bien lo dice de Fuente Ovejuna el nombre. Dadme unas armas a mí, pues sois piedras, pues sois bronces, pues sois jaspes, pues sois tigres... --Tigres no, porque feroces siguen quien roba sus hijos, matando los cazadores antes que entren por el mar y por sus ondas se arrojen. Liebres cobardes nacistes; bárbaros sois, no españoles. Gallinas, ¡vuestras mujeres sufrís que otros hombres gocen! Poneos ruecas en la cinta. ¿Para qué os ceñís estoques? ¡Vive Dios, que he de trazar que solas mujeres cobren la honra de estos tiranos, la sangre de estos traidores, y que os han de tirar piedras, hilanderas, maricones, amujerados, cobardes, y que mañana os adornen nuestras tocas y basquiñas, solimanes y colores! A Frondoso quiere ya, sin sentencia, sin pregones, colgar el comendador del almena de una torre; de todos hará lo mismo; y yo me huelgo, medio-hombres, por que quede sin mujeres esta villa honrada, y torne aquel siglo de amazonas, eterno espanto del orbe. ESTEBAN Yo, hija, no soy de aquellos que permiten que los nombres con esos títulos viles. Iré solo, si se pone todo el mundo contra mí. JUAN Y yo, por más que me asombre la grandeza del contrario. REGIDOR Muramos todos. BARRILDO Descoge un lienzo al viento en un palo, y mueran estos inormes[41]. [41] _Inorme_, forma anticuada de «enorme». JUAN ¿Qué orden pensáis tener? MENGO Ir a matarle sin orden. Juntad el pueblo a una voz; que todos están conformes en que los tiranos mueran. ESTEBAN Tomad espadas, lanzones, ballestas, chuzos y palos. MENGO ¡Los reyes nuestros señores vivan! TODOS ¡Vivan muchos años! MENGO ¡Mueran tiranos traidores! TODOS ¡Traidores tiranos mueran! (_Vanse todos._) LAURENCIA Caminad, que el cielo os oye. --¡Ah mujeres de la villa! ¡Acudid, por que se cobre vuestro honor, acudid todas! (_Salen_ PASCUALA, JACINTA _y otras mujeres_) PASCUALA ¿Qué es esto? ¿De qué das voces? LAURENCIA ¿No veis cómo todos van a matar a Fernán Gómez, y hombres, mozos y muchachos, furiosos, al hecho corren? ¿Será bien que solos ellos de esta hazaña el honor gocen, pues no son de las mujeres sus agravios los menores? JACINTA Di, pues, ¿qué es lo que pretendes? LAURENCIA Que puestas todas en orden, acometamos a un hecho que dé espanto a todo el orbe. Jacinta, tu grande agravio, que sea cabo[42]; responde de una escuadra de mujeres. [42] _Cabo_, el jefe. JACINTA No son los tuyos menores. LAURENCIA Pascuala, alférez serás. PASCUALA Pues déjame que enarbole en un asta la bandera: verás si merezco el nombre. LAURENCIA No hay espacio para eso, pues la dicha nos socorre: bien nos basta que llevemos nuestras tocas por pendones. PASCUALA Nombremos un capitán. LAURENCIA Eso no. PASCUALA ¿Por qué? LAURENCIA Que adonde asiste mi gran valor, no hay Cides ni Rodamontes. (_Vanse._) (_Sale_ FRONDOSO, _atadas las manos_; FLORES, ORTUÑO, CIMBRANOS _y el_ COMENDADOR.) COMENDADOR De ese cordel que de las manos sobra quiero que le colguéis, por mayor pena. FRONDOSO ¡Qué nombre, gran señor, tu sangre cobra! COMENDADOR Colgadle luego en la primera almena. FRONDOSO Nunca fué mi intención poner por obra tu muerte entonces. FLORES Grande ruido suena. (_Ruido suene._) COMENDADOR ¿Ruido? FLORES Y de manera que interrumpen tu justicia, señor. ORTUÑO Las puertas rompen. (_Ruido._) COMENDADOR ¡La puerta de mi casa, y siendo casa de la encomienda! FLORES El pueblo junto viene. JUAN (_Dentro._) Rompe, derriba, hunde, quema, abrasa. ORTUÑO Un popular motín mal se detiene. COMENDADOR ¡El pueblo contra mí! FLORES La furia pasa tan adelante, que las puertas tiene echadas por la tierra. COMENDADOR Desatalde. Templa, Frondoso, ese villano alcalde. FRONDOSO Yo voy, señor; que amor les ha movido. (_Vase._) MENGO (_Dentro._) ¡Vivan Fernando y Isabel, y mueran los traidores! FLORES Señor, por Dios te pido que no te hallen aquí. COMENDADOR Si perseveran, este aposento es fuerte y defendido. Ellos se volverán. FLORES Cuando se alteran los pueblos agraviados, y resuelven, nunca sin sangre o sin venganza vuelven. COMENDADOR En esta puerta, así como rastrillo, su furor con las armas defendamos. FRONDOSO (_Dentro._) ¡Viva Fuente Ovejuna! COMENDADOR ¡Qué caudillo! Estoy porque a su furia acometamos. FLORES De la tuya, señor, me maravillo. ESTEBAN Ya el tirano y los cómplices miramos. ¡Fuente Ovejuna, y los tiranos mueran! (_Salen todos._) COMENDADOR Pueblo, esperad. TODOS Agravios nunca esperan. COMENDADOR Decídmelos a mí, que iré pagando a fe de caballero esos errores. TODOS ¡Fuente Ovejuna! ¡Viva el rey Fernando! ¡Mueran malos cristianos y traidores! COMENDADOR ¿No me queréis oír? Yo estoy hablando; yo soy vuestro señor. TODOS Nuestros señores son los Reyes Católicos. COMENDADOR Espera. TODOS ¡Fuente Ovejuna, y Fernán Gómez muera! (_Vanse, y salen las mujeres armadas._) LAURENCIA Parad en este puesto de esperanzas soldados atrevidos, no mujeres. PASCUALA ¿Lo[s] que mujeres son en las venganzas, en él beban su sangre es bien que esperes? JACINTA Su cuerpo recojamos en las lanzas. PASCUALA Todas son de esos mismos pareceres. ESTEBAN (_Dentro._) ¡Muere, traidor comendador! COMENDADOR Ya muero. ¡Piedad, Señor, que en tu clemencia espero! BARRILDO (_Dentro._) Aquí está Flores. MENGO Dale a ese bellaco; que ese fué el que me dió dos mil azotes. FRONDOSO (_Dentro._) No me vengo si el alma no le saco. LAURENCIA No excusamos entrar. PASCUALA No te alborotes. Bien es guardar la puerta. BARRILDO (_Dentro._) No me aplaco. ¡Con lágrimas agora, marquesotes! LAURENCIA Pascuala, yo entro dentro; que la espada no ha de estar tan sujeta ni envainada. (_Vase._) BARRILDO [_Dentro._] Aquí está Ortuño. FRONDOSO [_Dentro._] Córtale la cara. (_Sale_ FLORES _huyendo_, _y_ MENGO _tras él._) FLORES ¡Mengo, piedad!, que no soy yo el culpado. MENGO Cuando ser alcahuete no bastara, bastaba haberme el pícaro azotado. PASCUALA Dánoslo a las mujeres, Mengo, para... Acaba por tu vida. MENGO Ya está dado; que no le quiero yo mayor castigo. PASCUALA Vengaré tus azotes. MENGO Eso digo. JACINTA ¡Ea, muera el traidor! FLORES ¡Entre mujeres! JACINTA ¿No le viene muy ancho? PASCUALA ¿Aqueso lloras? JACINTA Muere, concertador de sus placeres. PASCUALA ¡Ea, muera el traidor! FLORES ¡Piedad, señoras! (_Sale_ ORTUÑO _huyendo de_ LAURENCIA.) ORTUÑO Mira que no soy yo... LAURENCIA Ya sé quién eres.-- Entrad, teñid las armas vencedoras en estos viles. PASCUALA Moriré matando. TODAS ¡Fuente Ovejuna, y viva el rey Fernando! (_Vanse, y salen el_ REY DON FERNANDO _y la_ REINA DOÑA ISABEL, _y_ DON MANRIQUE, _maestre._) MANRIQUE De modo la prevención fué, que el efeto esperado llegamos a ver logrado con poca contradición. Hubo poca resistencia; y supuesto que la hubiera, sin duda ninguna fuera de poca o ninguna esencia. Queda el de Cabra ocupado en conservación del puesto, por si volviere dispuesto a él el contrario osado. REY Discreto el acuerdo fué, y que asista es conveniente, y reformando la gente, el paso tomado esté. Que con eso se asegura no podernos hacer mal Alfonso, que en Portugal tomar la fuerza procura. Y el de Cabra es bien que esté en ese sitio asistente, y como tan diligente, muestras de su valor dé; porque con esto asegura el daño que nos recela, y como fiel centinela, el bien del reino procura. (_Sale_ FLORES, _herido._) FLORES Católico rey Fernando, a quien el cielo concede la corona de Castilla, como a varón excelente; oye la mayor crueldad que se ha visto entre las gentes desde donde nace el sol hasta donde se oscurece. REY Repórtate. FLORES Rey supremo, mis heridas no consienten dilatar el triste caso, por ser mi vida tan breve. De Fuente Ovejuna vengo, donde, con pecho inclemente, los vecinos de la villa a su señor dieron muerte. Muerto Fernán Gómez queda por sus súbditos aleves; que vasallos indignados con leve causa se atreven. El título de tirano le acumula todo el plebe, y a la fuerza de esta voz el hecho fiero acometen; y quebrantando su casa, no atendiendo a que se ofrece por la fe de caballero a que pagará a quien debe, no sólo no le escucharon, pero con furia impaciente rompen el cruzado pecho con mil heridas crueles, y por las altas ventanas le hacen que al suelo vuele, adonde en picas y espadas le recogen las mujeres. Llévanle a una casa muerto, y, a porfía, quien más puede mesa su barba y cabello y apriesa su rostro hieren. En efeto fué la furia tan grande que en ellos crece, que las mayores tajadas las orejas a ser vienen. Sus armas borran con picas y a voces dicen que quieren tus reales armas fijar, porque aquéllas les ofenden. Saqueáronle la casa, cual si de enemigos fuese, y gozosos entre todos han repartido sus bienes. Lo dicho he visto escondido, porque mi infelice suerte en tal trance no permite que mi vida se perdiese; y así estuve todo el día hasta que la noche viene, y salir pude escondido para que cuenta te diese. Haz, señor, pues eres justo, que la justa pena lleven de tan riguroso caso los bárbaros delincuentes: mira que su sangre a voces pide que tu rigor prueben. REY Estar puedes confiado que sin castigo no queden. El triste suceso ha sido tal, que admirado me tiene, y que vaya luego un juez que lo averigüe conviene, y castigue a los culpados para ejemplo de las gentes. Vaya un capitán con él, por que seguridad lleve; que tan grande atrevimiento castigo ejemplar requiere; y curad a este soldado de las heridas que tiene. (_Vanse, y salen los labradores y labradoras, con la cabeza de Fernán Gómez en una lanza._) MÚSICOS _¡Muchos años vivan Isabel y Fernando, y mueran los tiranos!_ BARRILDO Diga su copla Frondoso. FRONDOSO Ya va mi copla a la fe; si le faltare algún pie, enmiéndelo el más curioso. «¡Vivan la bella Isabel, pues que para en uno son, él con ella, ella con él! A los cielos San Miguel lleve a los dos de las manos. ¡Vivan muchos años, y mueran los tiranos!» LAURENCIA Diga Barrildo. BARRILDO Ya va; que a fe que la he pensado. PASCUALA Si la dices con cuidado, buena y rebuena será. BARRILDO «¡Vivan los reyes famosos muchos años, pues que tienen la vitoria, y a ser vienen nuestros dueños venturosos! Salgan siempre vitoriosos de gigantes y de enanos, y ¡mueran los tiranos!» MÚSICOS _¡Muchos años vivan!_, etc. LAURENCIA Diga Mengo. FRONDOSO Mengo diga. MENGO Yo soy poeta donado. PASCUALA Mejor dirás lastimado el envés de la barriga. MENGO «Una mañana en domingo me mandó azotar aquél, de manera que el rabel daba espantoso respingo; pero agora que los pringo, ¡vivan los reyes cristiánigos, y mueran los tiránigos!» MÚSICA _¡Vivan muchos años!_ ESTEBAN Quita la cabeza allá. MENGO Cara tiene de ahorcado. (_Saca un escudo_ JUAN ROJO _con las armas [reales]_) REGIDOR Ya las armas han llegado. ESTEBAN Mostrá las armas acá. JUAN ¿Adónde se han de poner? REGIDOR Aquí, en el ayuntamiento. ESTEBAN ¡Bravo escudo! BARRILDO ¡Qué contento! FRONDOSO Ya comienza a amanecer, con este sol, nuestro día. ESTEBAN ¡Vivan Castilla y León, y las barras de Aragón, y muera la tiranía! Advertid, Fuente Ovejuna, a las palabras de un viejo; que el admitir su consejo no ha dañado vez ninguna. Los reyes han de querer averiguar este caso, y más tan cerca del paso y jornada que han de hacer. Concertaos todos a una en lo que habéis de decir. FRONDOSO ¿Qué es tu consejo? ESTEBAN Morir diciendo _Fuente Ovejuna_, y a nadie saquen de aquí. FRONDOSO Es el camino derecho. Fuente Ovejuna lo ha hecho. ESTEBAN ¿Queréis responder así? TODOS Sí. ESTEBAN Ahora[43], pues; yo quiero ser agora el pesquisidor, para ensayarnos mejor en lo que habemos de hacer. Sea Mengo el que esté puesto en el tormento. [43] _El original_, agora. MENGO ¿No hallaste otro más flaco? ESTEBAN ¿Pensaste que era de veras? MENGO Di presto. ESTEBAN ¿Quién mató al comendador? MENGO Fuente Ovejuna lo hizo. ESTEBAN Perro, ¿si te martirizo? MENGO Aunque me matéis, señor. ESTEBAN Confiesa, ladrón. MENGO Confieso. ESTEBAN Pues ¿quién fué? MENGO Fuente Ovejuna. ESTEBAN Dadle otra vuelta. MENGO Es ninguna. ESTEBAN Cagajón para el proceso. (_Sale el_ REGIDOR.) REGIDOR ¿Qué hacéis de esta suerte aquí? FRONDOSO ¿Qué ha sucedido, Cuadrado? REGIDOR Pesquisidor ha llegado. ESTEBAN Echá todos por ahí. REGIDOR Con él viene un capitán. ESTEBAN Venga el diablo: ya sabéis lo que responder tenéis. REGIDOR El pueblo prendiendo van, sin dejar alma ninguna. ESTEBAN Que no hay que tener temor. ¿Quién mató al comendador, Mengo? MENGO ¿Quién? Fuente Ovejuna. (_Vanse, y salen el_ MAESTRE _y_ UN SOLDADO.) MAESTRE ¡Que tal caso ha sucedido! Infelice fué su suerte. Estoy por darte la muerte por la nueva que has traído. SOLDADO Yo, señor, soy mensajero, y enojarte no es mi intento. MAESTRE ¡Que a tal tuvo atrevimiento un pueblo enojado y fiero! Iré con quinientos hombres, y la villa he de asolar; en ella no ha de quedar ni aun memoria de los hombres. SOLDADO Señor, tu enojo reporta; porque ellos al rey se han dado, y no tener enojado al rey es lo que te importa. MAESTRE ¿Cómo al rey se pueden dar, si de la encomienda son? SOLDADO Con él sobre esa razón podrás luego pleitear. MAESTRE Por pleito ¿cuándo salió lo que él[44] le entregó en sus manos? Son señores soberanos, y tal reconozco yo. Por saber que al rey se han dado me reportará mi enojo, y ver su presencia escojo por lo más bien acertado; que puesto que tenga culpa en casos de gravedad, en todo mi poca edad viene a ser quien me disculpa. Con vergüenza voy; mas es honor quien puede obligarme, y importa no descuidarme en tan honrado interés. [44] El pueblo. (_Vanse; sale_ LAURENCIA _sola._) LAURENCIA Amando, recelar daño en lo amado, nueva pena de amor se considera; que quien en lo que ama daño espera aumenta en el temor nuevo cuidado. El firme pensamiento desvelado, si le aflige el temor, fácil se altera; que no es a firme fe pena ligera ver llevar el temor el bien robado. Mi esposo adoro; la ocasión que veo al temor de su daño me condena, si no le ayuda la felice suerte. Al bien suyo se inclina mi deseo: si está presente, está cierta mi pena; si está en ausencia, está cierta mi muerte. (_Sale_ FRONDOSO.) FRONDOSO ¡Mi Laurencia! LAURENCIA ¡Esposo amado! ¿Cómo a estar aquí te atreves? FRONDOSO ¿Esas resistencias debes a mi amoroso cuidado? LAURENCIA Mi bien, procura guardarte, porque tu daño recelo. FRONDOSO No quiera, Laurencia, el cielo que tal llegue a disgustarte. LAURENCIA ¿No temes ver el rigor que por los demás sucede, y el furor con que procede aqueste pesquisidor? Procura guardar la vida. Huye, tu daño no esperes. FRONDOSO ¿Cómo que procure quieres cosa tan mal recibida? ¿Es bien que los demás deje en el peligro presente y de tu vista me ausente? No me mandes que me aleje; porque no es puesto en razón que, por evitar mi daño, sea con mi sangre extraño en tan terrible ocasión. (_Voces dentro._) Voces parece que he oído, y son, si yo mal no siento, de alguno que dan tormento. Oye con atento oído. (_Dice dentro el_ JUEZ, _y responden._) JUEZ Decid la verdad, buen viejo. FRONDOSO Un viejo, Laurencia mía, atormentan. LAURENCIA ¡Qué porfía! ESTEBAN Déjenme un poco. JUEZ Ya os dejo. Decid, ¿quién mató a Fernando? ESTEBAN Fuente Ovejuna lo hizo. LAURENCIA Tu nombre, padre, eternizo[45]. ... [45] Falta un verso para la redondilla, pero no para el sentido. FRONDOSO ¡Bravo caso! JUEZ Ese muchacho aprieta. Perro, yo sé que lo sabes. Di quién fué. ¿Callas? Aprieta, borracho. NIÑO Fuente Ovejuna, señor. JUEZ ¡Por vida del rey, villanos, que os ahorque con mis manos! ¿Quién mató al comendador? FRONDOSO ¡Que a un niño le den tormento y niegue de aquesta suerte! LAURENCIA ¡Bravo pueblo! FRONDOSO Bravo y fuerte. JUEZ Esa mujer al momento en ese potro tened. Dale esa mancuerda luego. LAURENCIA Ya está de cólera ciego. JUEZ Que os he de matar, creed, en este potro, villanos. ¿Quién mató al comendador? PASCUALA Fuente Ovejuna, señor. JUEZ ¡Dale! FRONDOSO Pensamientos vanos. LAURENCIA Pascuala niega, Frondoso. FRONDOSO Niegan niños: ¿qué te espantas? JUEZ Parece que los encantas. ¡Aprieta! PASCUALA ¡Ay cielo piadoso! JUEZ ¡Aprieta, infame! ¿Estás sordo? PASCUALA Fuente Ovejuna lo hizo. JUEZ Traedme aquél más rollizo; ese desnudo, ese gordo. LAURENCIA ¡Pobre Mengo! El es sin duda. FRONDOSO Temo que ha de confesar. MENGO ¡Ay, ay! JUEZ Comienza a apretar. MENGO ¡Ay! JUEZ ¿Es menester ayuda? MENGO ¡Ay, ay! JUEZ ¿Quién mató, villano, al señor comendador? MENGO ¡Ay, yo lo diré, señor! JUEZ Afloja un poco la mano. FRONDOSO El confiesa. JUEZ Al palo aplica la espalda. MENGO Quedo; que yo lo diré. JUEZ ¿Quién lo mató? MENGO Señor, Fuente Ovejunica. JUEZ ¿Hay tan gran bellaquería? Del dolor se están burlando. En quien estaba esperando, niega con mayor porfía. Dejaldos; que estoy cansado. FRONDOSO ¡Oh, Mengo, bien te haga Dios! Temor que tuve de dos, el tuyo me le ha quitado. (_Salen con_ MENGO, BARRILDO _y el_ REGIDOR.) BARRILDO ¡Vítor, Mengo! REGIDOR Y con razón. BARRILDO ¡Mengo, vítor! FRONDOSO Eso digo. MENGO ¡Ay, ay! BARRILDO Toma, bebe, amigo. Come. MENGO ¡Ay, ay! ¿Qué es? BARRILDO Diacitrón. MENGO ¡Ay, ay! FRONDOSO Echa de beber. BARRILDO ...Ya va[46]. [46] Falta el principio del verso. FRONDOSO Bien lo cuela. Bueno está. LAURENCIA Dale otra vez a comer. MENGO ¡Ay, ay! BARRILDO Esta va por mí. LAURENCIA Solemnemente lo embebe. FRONDOSO El que bien niega bien bebe. REGIDOR ¿Quieres otra? MENGO ¡Ay, ay! Sí, sí. FRONDOSO Bebe, que bien lo mereces. LAURENCIA A vez por vuelta las cuela. FRONDOSO Arrópale, que se hiela. BARRILDO ¿Quieres más? MENGO Sí, otras tres veces. ¡Ay, ay! FRONDOSO Si hay vino pregunta. BARRILDO Sí hay: bebe a tu placer; que quien niega ha de beber. ¿Qué tiene? MENGO Una cierta punta[47]. Vamos; que me arromadizo. [47] _Punta_, sabor agrio del vino. Mengo ha debido hacer antes un gesto de desagrado. FRONDOSO Que [beba][48], que éste es mejor. ¿Quién mató al comendador? [48] _El original_, lea. MENGO Fuente Ovejunica lo hizo. (_Vanse._) FRONDOSO Justo es que honores le den. Pero decidme, mi amor, ¿quién mató al comendador? LAURENCIA Fuente Ovejuna, mi bien. FRONDOSO ¿Quién le mató? LAURENCIA Dasme espanto. Pues Fuente Ovejuna fué. FRONDOSO Y yo ¿con qué te maté? LAURENCIA ¿Con qué? Con quererte tanto. (_Vanse, y salen el_ REY _y la_ REINA _y_ MANRIQUE [_luego_].) ISABEL No entendí, señor, hallaros aquí, y es buena mi suerte. REY En nueva gloria convierte mi vista el bien de miraros. Iba a Portugal de paso, y llegar aquí fué fuerza. ISABEL Vuestra majestad le tuerza, siendo conveniente el caso. REY ¿Cómo dejáis a Castilla? ISABEL En paz queda, quieta y llana. REY Siendo vos la que la allana no lo tengo a maravilla. (_Sale_ DON MANRIQUE.) MANRIQUE Para ver vuestra presencia el maestre de Calatrava, que aquí de llegar acaba, pide que le deis licencia. ISABEL Verle tenía deseado. MANRIQUE Mi fe, señora, os empeño, que, aunque es en edad pequeño, es valeroso soldado. ([_Vase, y_] _sale el_ MAESTRE.) MAESTRE Rodrigo Téllez Girón, que de loaros no acaba, maestre de Calatrava, os pide, humilde, perdón. Confieso que fuí engañado, y que excedí de lo justo en cosas de vuestro gusto, como mal aconsejado. El consejo de Fernando y el interés me engañó, injusto fiel; y ansí, yo perdón, humilde, os demando. Y si recebir merezco esta merced que suplico, desde aquí me certifico en que a serviros me ofrezco, y que en aquesta jornada de Granada, adonde vais, os prometo que veáis el valor que hay en mi espada; donde sacándola apenas, dándoles fieras congojas, plantaré mis cruces rojas sobre sus altas almenas; y más quinientos soldados en serviros emplearé, junto con la firma y fe de en mi vida disgustaros. REY Alzad, maestre, del suelo; que siempre que hayáis venido seréis muy bien recibido. MAESTRE Sois de afligidos consuelo. ISABEL Vos, con valor peregrino, sabéis bien decir y hacer. MAESTRE Vos sois una bella Ester, y vos un Jerjes divino. (_Sale_ MANRIQUE.) MANRIQUE Señor, el pesquisidor que a Fuente Ovejuna ha ido, con el despacho ha venido a verse ante tu valor. REY Sed juez de estos agresores. MAESTRE Si a vos, señor, no mirara, sin duda les enseñara a matar comendadores. REY Eso ya no os toca a vos. ISABEL Yo confieso que he de ver el cargo en vuestro poder, si me lo concede Dios. (_Sale el_ JUEZ.) JUEZ A Fuente Ovejuna fuí de la suerte que has mandado, y con especial cuidado y diligencia asistí. Haciendo averiguación del cometido delito, una hoja no se ha escrito que sea en comprobación; porque conformes a una, con un valeroso pecho, en pidiendo quién lo ha hecho, responden: «Fuente Ovejuna». Trecientos he atormentado con no pequeño rigor, y te prometo, señor, que más que esto no he sacado. Hasta niños de diez años al potro arrimé, y no ha sido posible haberlo inquirido ni por halagos ni engaños. Y pues tan mal se acomoda el poderlo averiguar, o los has de perdonar, o matar la villa toda. Todos vienen ante ti para más certificarte: de ellos podrás informarte. REY Que entren, pues vienen, les di. (_Salen los dos_ ALCALDES, FRONDOSO, _las mujeres y los villanos que quisieren._) LAURENCIA ¿Aquestos los reyes son? FRONDOSO Y en Castilla poderosos. LAURENCIA Por mi fe, que son hermosos: ¡bendígalos San Antón! ISABEL ¿Los agresores son éstos? ALCALDE ESTEBAN Fuente Ovejuna, señora, que humildes llegan agora para serviros dispuestos. La sobrada tiranía y el insufrible rigor del muerto comendador, que mil insultos hacía, fué el autor de tanto daño. Las haciendas nos robaba y las doncellas forzaba, siendo de piedad extraño. FRONDOSO Tanto, que aquesta zagala, que el cielo me ha concedido, en que tan dichoso he sido que nadie en dicha me iguala, cuando conmigo casó, aquella noche primera, mejor que si suya fuera, a su casa la llevó; y a no saberse guardar ella, que en virtud florece, ya manifiesto parece lo que pudiera pasar. MENGO ¿No es ya tiempo que hable yo? Si me dais licencia, entiendo que os admiraréis, sabiendo del modo que me trató. Porque quise defender una moza de su gente, que con término insolente fuerza la querían hacer, aquel perverso Nerón, de manera me ha tratado, que el reverso me ha dejado como rueda de salmón. Tocaron mis atabales tres hombres con tal porfía, que aun pienso que todavía me duran los cardenales. Gasté en este mal prolijo, por que el cuero se me curta, polvos de arrayán y murta más que vale mi cortijo. ALCALDE ESTEBAN Señor, tuyos ser queremos. Rey nuestro eres natural, y con título de tal ya tus armas puesto habemos. Esperamos tu clemencia, y que veas, esperamos, que en este caso te damos por abono la inocencia. REY Pues no puede averiguarse el suceso por escrito, aunque fué grave el delito, por fuerza ha de perdonarse. Y la villa es bien se quede en mí, pues de mí se vale, hasta ver si acaso sale comendador que la herede. FRONDOSO Su majestad habla, en fin, como quien tanto ha acertado. Y aquí, discreto senado, FUENTE OVEJUNA da fin. FIN INDICE Páginas. Acto primero 13 Acto segundo 61 Acto tercero 109 * * * * * Nota del Transcriptor: Se ha respetado la ortografía y la acentuación del original. Se han corregido los errores obvios de imprenta. Se han eliminado las páginas en blanco. ***END OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK FUENTE OVEJUNA*** ******* This file should be named 60198-8.txt or 60198-8.zip ******* This and all associated files of various formats will be found in: http://www.gutenberg.org/dirs/6/0/1/9/60198 Updated editions will replace the previous one--the old editions will be renamed. Creating the works from print editions not protected by U.S. copyright law means that no one owns a United States copyright in these works, so the Foundation (and you!) can copy and distribute it in the United States without permission and without paying copyright royalties. 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